SHAUN THE SHEEP MOVIE ⎢ Mark Burton & Richard Starzak, 2015
A diferencia de las películas estadounidenses de animación, propensas a caer en la moralina o en el cinismo, el sexto largometraje de los estudio Aardman, Shaun the Sheep Movie (Inglaterra, 2015), se contempla como un entretenimiento ligero y trivial. Inspirada en las peripecias de una serie de personajes que aparecieron primeramente en la televisión inglesa, la película sigue a un rebaño de ovejas y un perro guardián en búsqueda de su protector humano, un granjero quien por accidente terminó perdido en la gran ciudad. Ciertamente en este argumento se sugieren varios conflictos: el contraste entre el apacible entorno campirano con el problemático escenario urbano, la importancia de conservar lazos afectivos a pesar de los contratiempos, o la necesidad de atender a los animales domésticos con apego y cuidado. La historia se define por un viaje con retorno, una desviación de la rutina que se resuelve con diligencia. Pero me parece que la grandeza de la película radica más bien en la vitalidad y precisión de su puesta en escena, en su capacidad de divertir con un humor enteramente visual y avizorado.
Quienes conozcan los cortometrajes de Wallace y Gromit, también producidos por los estudios Aardman, encontrarán algunas similitudes entre ambas series. Tanto Shaun como Gromit destacan por su astucia frente a la torpeza de sus acompañantes humanos, por la fascinación que tienen hacia los artefactos rudimentarios, por orquestar una acción trepidante para aplacar a antagonistas fanfarrones y presuntuosos. Son valiosos protagonistas de la comedia física, cuya elocuencia se equipara tanto con los cómicos del cine mudo como con el estilo disparatado de la animación clásica. Como la película carece de diálogos, y también de cualquier forma de lenguaje verbal, esto provoca que las miradas, las muecas, las réplicas y el andar de los personajes sean sumamente expresivos, que la entereza de su personalidad se determine por sus movimientos. Si en las cejas de Gromit se observa una comunicación absoluta, en las aventuras de Shaun y su bandada se alcanza una prístina irreverencia.
Lo más atrapante es que en cada escena se percibe una predisposición a desatar la anarquía, y al mismo tiempo, a controlarla, a resolverla con inventiva y sensatez. Que los protagonistas de la película sean ovejas pone hincapié en lo que implica que una sandez se propague. La escena en el restaurante en que se dedican a repetir cada movimiento de uno de los comensales, sin valorar su propósito o sus razones, es un ejemplo de este juego visual. El espíritu de la película se alimenta también de breves ironías, cuando la anticipación que se construye se difumina, se desploma (como las ovejas que intentan a rescatar a Shaun de la cárcel pero se equivocan de edificio, o el perro que persigue al humano por la vereda pero se detiene ante la señalización de un semáforo en rojo), para dar paso a una solución improvisada pero efectiva. Estos mecanismos de descontrol se arman de manera sutil, pero en ciertos momentos se tornan un tanto escatológicos y hasta imprudentes.
Supongo que parte de simplificar la acción a sus dimensiones más físicas consiste en demostrar lo extravagante de los comportamientos de la sociedad contemporánea. Hay dos gags en esta línea que me parecieron soberbios. El primero, el del observador de aves que es atrapado in fraganti por los seres a los que examina. Si bien en la realidad esto no supone un problema, como en el universo de la película los animales y los humanos se entremezclan y establecen una condición de iguales, el acto se entiende como un gesto de perversión y de voyeurismo, lo que incita una reacción sumamente pícara y atrevida para una película infantil. El segundo es el perro inmóvil y con mirada furtiva que está enjaulado junto al resto de animales delincuentes. La apariencia amenazante del perro se torna hilarante por la repetición del plano a lo largo de la película, y adquiere plenitud humorística cuando en las escenas finales de créditos se revela el secreto de su maniobra. En Shaun the Sheep Movie este tipo de artimañas suceden una tras otra sin resultar cansino, y lo atribuyo a la construcción de una comedia ágil y encantadora, sin mayor interés que encontrar la ocurrencia perfecta. HH